Múltiples certificaciones en nombre de sostenibilidad y el mercadeo
Existen muchas agencias gubernamentales, internacionales y empresariales (algunas claramente transnacionales) dedicadas a certificar que las prácticas y procesos de producción se ajusten a los estándares particulares propios de cada una de ellas. Las instituciones tienen naturalezas distintas pero cada una de ellas cobra honorarios y viáticos por cada visita de los inspectores, para revisar y analizar si los pasos seguidos son los adecuados para el tipo de certificación ofrecida, así como por el uso en el empaque de algún sello proporcionado por la certificadora para garantizarle al consumidor la calidad del grano especificada en el sello. El estado de las cosas en materia de certificación ha generado ciertos malos entendidos porque existen muchos sellos de calidad: origen; comercio justo; sustentabilidad; orgánico; amigable con las aves; biodinámico; de relación; por la reconstrucción de Ruanda. Irónicamente, el negocio de certificar se va pareciendo cada vez más al del comercio mundial del café tostado y soluble. Las grandes certificadoras siguen creciendo y fusionándose unas con otras, conquistando porciones cada vez más grandes del discreto tres por ciento que ocupa el café orgánico en el mercado global y dejando márgenes más estrechos a los pequeños e independientes sellos locales. Para nadie debiera ser secreto que entre Sara Lee, Kraft, Nestlé y Procter & Gamble se reparten más del ochenta y cinco por ciento del comercio de café tostado, molido, soluble y descafeinado; es por eso que está surgiendo otro movimiento especialmente en Brasil, México y Costa Rica, el de las Certificaciones participativas, en la cual son los mismos productores los garantes
de que el producto es orgánico, este sello poco a poco va ganando espacio en el mercado del café a nivel nacional.
A esta cuarteta de gigantes, la ONG Oxfam International les hizo un llamado al principio de la crisis para sumarse a un esfuerzo multilateral para revertir la catástrofe humanitaria en que devendría; Nestlé dijo que lo consideraría. Kraft, por su parte, lanzó en otoño de 2005 una marca relacionada con el desarrollo sustentable llamada Kenco, cuyos granos procedentes de América Latina son de fincas certificadas por Rain Forest Alliance, una ONG con buena credibilidad, cuyas acciones han salvado muchas hectáreas de bosque y selva en todo el continente. Por último, Sara Lee anunció su alianza con Fundación Utz Kapeh; ésta, cuyos cuarteles generales están en Holanda, fue establecida en conjunto por tostadores, productores, y ONG con el propósito de proveer mecanismos transparentes y creíbles para facilitarle a las compañías de café convencional una vía para contribuir la sustentabilidad en la producción. La fundación emite año con año un código de conducta, revisado y eventualmente modificado, donde establece un conjunto de estándares concernientes a prácticas sociales, económicas y ecológicas, las cuales se compromete a seguir fielmente aquel productor deseoso de contar con el sello Utz Kapeh; a cambio de auxilio en la comercialización y favorecer las condiciones para un precio más justo.
Las cafeterías, Starbuck’s, han implementado una metodología para la compra del grano enfocada hacia la sustentabilidad: C.A.F.E. Practices; desarrollada en conjunto con Conservation International e implementada por primera vez en la zona de Jaltenango, Chiapas (específicamente los municipios de Ángel Albino Corzo y La Concordia). El proyecto surge de Conservation International como un intento para detener la intrusión de comunidades en la reserva de la Biosfera El Triunfo, en lo más alto de la Sierra Madre Chiapaneca; la idea es crear y consolidar una zona de amortiguamiento a los lados de la reserva para cerrarle el paso a otra posible intrusión humana. El proyecto forma parte de uno más ambicioso que consiste en crear un corredor de reserva natural desde Alaska, en Estados Unidos, hasta Chile, en la punta sur del continente. Esto facilitaría la migración de aves, insectos, crearía condiciones para la recuperación de especies con grandes necesidades de espacio como el
jaguar y los perezosos, o con poca tolerancia a la vecindad del ser humano como el quetzal.
En concreto se puede mencionar que existen varias certificaciones que agregan valor al café, como por ejemplo la Certificación Orgánica, de Comercio Justo, Rainforest Alliance,
Amigable con los Pájaros, de Origen, entre otros.
La certificación orgánica se orienta a proteger la salud humana y promover los sistemas sostenibles de producción y comúnmente se acompaña de otras certificaciones como gourmet, comercio justo y bajo sombra.
Es importante analizar los pro y los contra de contar con más de una certificación para el producto, ya que para los productores significan mayores costos económicos y además implican más exigencias en cuanto al cumplimiento de normas específicas, ya sean públicas o privadas.
Fuente: FUNDESYRAM