Los días previos a enjambrar, las abejas se muestran
inquietas, disminuye su actividad de campo, se apiñan a la
entrada de la colmena , forman la “barba” (acumulación de
abejas inactivas) y se atiborran de miel para tener provisiones
suficientes hasta que encuentren otro alojamiento.
La salida del enjambre, normalmente al mediodía, se con-
vierte en un espectáculo emocionante, mezcla de alegría e
incertidumbre. Antes de salir, se ven muchas abejas revolote-
ando alrededor de la colmena, con la cabeza inclinada hacia la
piquera, alejándose y regresando de inmediato, hasta que se
produce un zumbido especial por la salida masiva de abejas.
Luego se forma en el aire como una nube que parece inmóvil
hasta que sale la reina y toma la decisión de “posarse” o
emprende el vuelo. A veces la reina tarda en salir, por lo que
el grupo retorna una y otra vez a la colmena.
Lo normal es que el enjambre se pose en un arbusto pró-
ximo al colmenar, especialmente si es el primero del año por-
que lleva la reina madre y al estar fecundada tiene dificultades
para volar, adoptando el típico aspecto de piña o de racimo,
para desde allí enviar a las abejas exploradores (unas 50 por
colonia) con el fin de encontrar un alojamiento definitivo. Para
evitarlo, los colmeneros colocan sobre una rama o un palo cla-
vado en el suelo una amalgama de hojarascas o ramaje que
llaman “poner sobras” para, como decimos, atraer a los enjam-
bres e impedir que se marchen.